A los veintinueve años, hastiado de su condición principesca y muy
afectado por los sufrimientos de sus semejantes, decidió abandonar el palacio
paterno para encontrar la causa del dolor humano y una vía hacia la libertad.
Con este fin, se entregó al ascetismo más riguroso, del cual, sin embargo, no
extrajo ningún conocimiento.
Tras varios años de infructuosa meditación, el día de luna llena
de Vesakha (mayo del 523 a. C.) se sentó bajo una higuera sagrada en Uruvela, a
orillas de un afluente del río Ganges, dispuesto a no moverse de allí hasta
alcanzar el verdadero conocimiento. Éste le sobrevino durante la noche, una vez
superadas las tentaciones que para alejarlo de su fin dispuso el dios Mara, y
Gautama obtuvo la iluminación, y se convirtió desde entonces en el Buda, que
significa el Iluminado.
A partir de aquel instante dedicó el resto de su existencia a predicar el
dharma, es decir, la doctrina o ley suprema de todas las cosas. Sus primeros
discípulos fueron cinco ascetas, antiguos compañeros suyos, ante quienes
pronunció en Benarés su primer sermón, conocido como Discurso sobre el
movimiento de la rueda del dharma, y en el cual explicó por vez primera la
doctrina de las Cuatro Verdades.
Interesante artículo... Algunas de las claves que comentas quedan reflejadas en el último libro del gran Dalai Lama
ResponderEliminarUn saludo!